viernes, 30 de abril de 2021

Soñé mi muerte de María Alejandra Castaño Tobón

Los últimos meses estuve revolcándome en pesadillas fúnebres de las cuales no recuerdo casi nada, solo cuando en los pasillos de mi mente salía corriendo, demasiado asustado para tener claridad de cualquier cosa, y después de esta escena despertaba petrificado de miedo, pero sin recordar por qué.

Cuando llegué a mi casa todo estaba en silencio como siempre, fui a mi cama. Comencé a cerrar los ojos y sentí que me observaban, me puse alerta, pero pensé que solo era mi mente jugando sucio conmigo, sin embargo, no pude evitar seguir asustado, entonces me puse de pie y recorrí la casa, pero no encontré nada; volví a mi habitación. Cuando entré casi me desmayo, un hombre vestido de negro estaba en mi cama dándome la espalda viendo hacia la ventana.

—Pasa, tenemos mucho de qué hablar.

—¿Quién eres?

El hombre se dio la vuelta y mi susto fue aún mayor.

—¿No me reconoces?

¡Era como verme al espejo, ese hombre tenía mi rostro!

—Necesito que hablemos, hace mucho que no me escuchas.

—¡No comprendo nada! ¿A caso estoy loco?

Intenté salir corriendo de la habitación, crucé el marco de la puerta corriendo y recordé esa imagen de mis pesadillas, esa escena en la que salgo corriendo demasiado asustado para tener claridad de cualquier cosa. Él me agarró del brazo con firmeza.

—Debes saber que no puedes escapar de ti mismo, nunca vas a huir de los deseos más profundos dentro de ti. Yo solo vine a mostrarte lo que en realidad quieres —me dijo mientras me enseñaba una cuerda con nudo dogal.

Me negué a recibirla, intenté huir, pero todo estaba oscuro, corrí, pero no sabía hacia donde, sentí que estaba acorralado, sentía que las paredes se acercaban a mí, oía el latido de mi corazón, sentía la sangre correr por mi cuerpo.

—¡No me sigas, déjame en paz! ¡Auxilio! Todo es una pesadilla más

Escuché una vos.

—No tienes razón para quedarte aquí —le oí decir mientras sentía la soga en mi cuello.

Me arrastró por la habitación, mi presión arterial fue en aumento hasta que comencé a adormecerme. Luego de un rato abrí los ojos (no sé exactamente cuánto tiempo pasó) y vi el que podía ser mí cuerpo, pero no era, yo no estaba colgado, era el desquiciado de hace rato.

Me di la vuelta y había dos policías.

—Los vecinos llamaron, dijeron que escucharon gritos a altas horas de la madrugada, temo que tardamos mucho en venir.

—Señor yo vivo aquí, este hombre vino a mi casa en la noche, me atormentó, en un momento me desmayé no sé qué pasó.

—¿Usted escuchó eso?

—Definitivamente usted está loco —respondió.

—Tiene razón, qué escena tan escalofriante. Qué cosa tuvo que pasarle para hacer eso.

—vaya forma de empezar el día ¿vamos por un café? —dijo el primero en tono sarcástico.

¡Me quedé ahí, si era yo! ¡quien estaba literalmente con la soga en el cuello era yo! Nadie me oía, nadie me veía ¡si hubiera podido volver a morir, lo habría hecho de pánico!

Volví la cabeza hacia donde estaba mi cadáver, entonces vi al otro tipo

—¿Vienes? Ya no tienes razón para permanecer aquí —me dijo.

Y lo seguí­­­­­­.

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Ganadores del concurso

Primer puesto  Soplo divino de Pablo Antonio Sueche Kanube, estudiante de Ingeniería Física. Segundo puesto El zancudo de Nicolás Alejandro ...