viernes, 30 de abril de 2021

Encantada de Ana María Giraldo Flórez

Son las 2 de la mañana y aún no concilio el sueño. Todo está oscuro, siento el calor de su cuerpo a mi lado, si tan solo el supiera lo que siento por ti. La única cosa que pasa por mi cabeza es ¿me quieres? Han sido días difíciles, de sonrisas fingidas, de conversaciones forzadas, lo único que me reconforta es el pensar en poder volver a sentir el dulce calor de tus labios sobre mi piel.

Al despertar él ya se ha ido, corro a la ducha impulsada por la emoción de verte otra vez, faltan muchas horas, pero no puedo negar lo que siento por ti. Le escribo una carta con lágrimas en los ojos, no puedo seguir sosteniendo esta mentira y le confieso todo. Le entregué lo que nunca podré entregarte a ti y no merece este acto de cobardía, pero estoy huyendo de su vida, dejando todo atrás por un deseo incontrolable. Le confieso que aún lo amo, porque lo amo, le dejo saber que estaré para el cuándo me necesite, sin embargo, no hay amor que una a nadie eternamente y sé que no me perdonara haberme entregado a otra piel.

Al entrar a la oficina recibo tu mensaje, ya la habías dejado, todo estaba solucionado, a partir de hoy no tendríamos excusas, pasaríamos una última noche aquí, en nuestro escondite, donde tantas veces nos hicimos uno, luego, partiríamos a recorrer el mundo y cumplir todos nuestros sueños. Te respondí que te explicaría después lo que hice, te dije que mis cosas estaban en el carro, confirmaste lo mismo de las tuyas y quedamos de vernos en la misma habitación, en el mismo hotel. Al salir del trabajo nunca pensé lo que me esperaría. Mi último día en la oficina fue muy sentimental, mis compañeros siempre fueron excelentes colegas y sus abrazos reconfortaron el dolor de lo que estaba dejando atrás.

Fui la primera en llegar, la recepcionista supo que habitación entregarme, pagué la noche para subir a esperarte. Al llegar a nuestro lugar recibí tu llamada, llegabas tarde, no habías podido terminar tu último día de trabajo a tiempo, no sospeché nada, me recosté y me quedé dormida unas horas, desperté esperando encontrarte a mi lado, no era así, pero encontré tu mensaje que ya estabas en camino.

Te vi entrar a la habitación luciendo de una manera que nunca conocí en ti, tu respiración agitada, tus ojos oscuros y desorbitados, tus labios apretados y tu pelo desordenado, no dijiste nada, solo te quedaste ahí, mirándome fijamente. Pasaron unos segundos antes que pronunciaras palabra, yo solo podía sentir miedo al verte así. Sacaste el arma y me apuntaste, dijiste que me amabas, pero que no podías dejarla, que preferías perderme a mí que perder lo que ya tenías con ella, lo último que escuché fue los disparos, luego me empezó a arder el pulmón derecho, me faltaba el aire y me empecé a ahogar. Fuiste directamente a la puerta, me miraste con dulzura y vi como tus labios pronunciaban un te amo. Solo espero que él, mi verdadero amor, cobre venganza de mi partida. Ojalá algún día pagues este crimen y yo deje de lamentarme haberlo dejado por ti.

14 comentarios:

  1. Hermosooooo, amo como escribes soy tu fan😍😍😍

    ResponderEliminar
  2. Omg me generó tantos sentimientos que no logró describirlo en tan pocas palabras, estuvo hermoso y es demasiado especial leerte 🤍🤍

    ResponderEliminar
  3. Me encantó.
    El ritmo y el estilo de narración resultaron más que amenos, además de que el relato contiene la mezcla perfecta entre pasión, suspenso e intriga.
    ¡Una gran historia!

    ResponderEliminar
  4. Evoca cosas realmente hermosas, me parece profundo y conexionado. La manera en la que abordas los sentimientos y sensaciones es magnífica.

    ResponderEliminar
  5. Me hizo sensible este cuento. ¡Me encantó! Es demasiado hermoso

    ResponderEliminar
  6. Que provocación leer tu cuento, lleno de sentimientos, sin duda de los mejores.

    ResponderEliminar
  7. Me pareció que mostraba de muy buena forma la soledad y tristeza del protagonista. Buenos monologos internos.

    ResponderEliminar

Ganadores del concurso

Primer puesto  Soplo divino de Pablo Antonio Sueche Kanube, estudiante de Ingeniería Física. Segundo puesto El zancudo de Nicolás Alejandro ...