El Inquilino de Pablo Fernando Zárate Meza

Llego cansado esta noche a casa. Nada mejor que quitarme los zapatos y sentarme a comer la cena de microondas viendo la televisión, subir los pies a la pequeña mesa y disfrutar del programa. De pronto, un ruido metálico afuera y el sonido de la llave que gira me sacan del ensueño. Pego un brinco del susto y miro hacia la puerta. Un hombre joven está frente a la sala y observa también sorprendido el televisor encendido. Esto me hace acordar hace un tiempo cuando éramos dos personas enamoradas conviviendo en este espacio. Mi esposa y yo estábamos llenos de sueños y expectativas con nuestra nueva casa hasta que no sé por qué, un día cualquiera se molestó conmigo y me dejo solo, llevándose todo lo que había y vendiendo luego la casa por menos de lo que valía en realidad. Ahora recuerdo que mi cuerpo sigue oculto desde hace tres años en las paredes y que el recién llegado lleva unas dos semanas viviendo allí solo, sin sospechar nada.