viernes, 30 de abril de 2021

El sujeto del fusil holgado de Carlos Eduardo Pérez Restrepo

Nací entre las veredas de esta montaña,
Entre las bellas mañanas de mi Dabeiba;
Desde una ceiba el huracán silbaba por mi libertad,
Cuidando mi pubertad de la cruda guerra
Que desde antaño erra entre los bosques de mi tierra.
Aún se aferra en mi mente la alegría de estar en la sierra
Más el terror yerra los árboles camino a casa,
Finalmente dieron caza a mi felicidad hombres sin cara,
Tras esa mampara gritaba un odio visceral
Mientras los ojos de Berial me llevaban a lo impuro.

Esa bestia me dijo - eres el futuro de la patria,
dejarás de ser un paria luchando por la verdad,
Tienes que dejar tu voluntad individual para tomar
La voluntad de matar por la revolución mesiánica -
Esa cara satánica veía en mi un guerrero poeta,
Componiendo con mi escopeta versos de odio,
Escribiendo con sangre el podio de la victoria.
Su mirada ustoria aún arde como un recuerdo
Que a veces pierdo, pero vuelve en la mirada
Vacía y alada de un muerto después del combate.

Si, mi voz sufrió el embate del terror y se silenció,
Aquel demonio venció mi capacidad de elección
Y me llevó al Sheol para cambiar mi inocencia
Por sangre, demencia y un grotesco rencor,
Quisiera dejar este terror para volver a mi hogar,
Donde podía reír y jugar con mi perro, ver a mi dulce madre,
Trabajar con mi padre y descansar bajo el cielo
Que me acaricia el pelo con el danzar del viento.
¡Ah sí! Justo ese canto que ahora suena tan dulce,
Iré con este cause ahora que ni mi cuerpo siento.

* * *

Devorado por el fuego de la institución,
Su cuerpo ahora no lleva el odio de la guerra
y es abrazado con ternura por la tierra
Aquel niño víctima del no futuro y la instrumentalización.

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