Como fiel defensora de los derechos de autor,
decide borrar en la arena todo rastro que no es suyo.
Intento flotar sobre sus abismos,
pero esclava de su corriente me instala en su profundidad.
Sin que lo advierta, evapora mi identidad en intermitentes ciclos.
Ahora solo quiero tocar sus secretos,
transformarme en astronauta anaerobio y sentir como explotamos en color.
¡Lo conseguimos!;
una aurea yuxtaposición entre rojo y azul.
Cautivada por nuestra creación, me consagra en su núcleo,
mientras un cartel invoca mi cuerpo desde el mundo terrenal:
“Desaparecida número seis del año. Por favor no descuide a sus hijos, la mar está peligrosa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario